Nieta, puede que el tiempo pase,
y que siempre te vea más grande,
pero yo siempre estaré para amarte.
¡Felices quince primaveras!
Ya eres toda una mujercita
con una carita angelical,
y yo le ruego a nuestro Dios
que nunca te deje de cuidar.
Como tú no hay ninguna,
¡Eso lo debes recordar!
Así que, valórate, respétate
y nunca te dejes de amar.
¡Feliz cumpleaños!