Madre querida, no existe un solo día que no te recuerde. Y en esos recuerdos, es imposible no perderme en la tristeza y la nostalgia. Hoy es tu cumpleaños, y si Dios no te hubiese llamado con él, estaría festejando junto a ti.
Por eso, apenas puedo señalar esta fecha y recordar una vez más tiempos pasados, memorias de momentos especiales que viví a tu lado. Y me entrego al recuerdo de una madre maravillosa, una gran mujer, un ejemplo de vida que me fue robado muy pronto.
Mientras mi cuerpo respire, mientras camine por este planeta, no serás olvidada jamás, y en fechas especiales como esta, nunca dejaré de prestarte homenaje.
Madre querida, donde quiera que estés, espero que tu alma pueda sentir mi amor, mi nostalgia, que serán eternos y te mantendrán siempre entre nosotros.
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