¡Feliz cumpleaños, pastor! Viva su día en familia, con amigos, con seres queridos, como más le apetezca, pero vívalo con alegría, porque lo que hace en la vida es motivo de estar alegre y de celebración. Que continue llevando la palabra de Dios con tanto cariño y con tanta dedicación.
Hijo mío, eres el orgullo de la casa, la admiración de tus papás, y la alegría de mis días. Espero que disfrutes de un cumpleaños mágico, de un día que puedas recordar con mucho cariño en el futuro, que disfrutes de tus amigos, y que pienses que tienes mucho por lo que festejar hoy. Te amo, ¡muchas felicidades!
Mi hijito, hoy estamos de celebración, y es la más importante del año. Seguro que te has preparado para festejar, y seguro que pasarás un día divertido y alegre. Te deseo otro año de grandes sueños, de momentos felices, de aprendizajes y de experiencias que llenen tu corazón de amor. ¡Feliz cumpleaños!
¡Feliz cumpleaños, hijo! Me gusta que llegue este día, porque me encanta celebrar y mucho más si es por tu vida. Te amo y desde que naciste no pude pensar en nada más que en ti, en cuanto te cuidaría y en que daría siempre lo mejor, espero que con el paso del tiempo puedas ir viéndolo.
¡Será un lindo cumpleaños, hijo mío! Haremos todo lo que quieras, podrás pedir deseos y tendrás sorpresas. ¡El mejor día para el mejor hijo! Espero que no olvides ni por un minuto lo orgullosa que está tu mamá de ti, y que sepas que para mí eres lo más importante de la vida. ¡Te amo!
¡Muchas felicidades, hijo mío! Vamos a preparar un cumpleaños especial y maravilloso para ti, con mucho cariño y con mucho amor, que son las cosas más importantes de esta vida. Verte crecer es una bendición del Señor, y poder acompañar tu vida me da fuerzas y alegría. Te amo.
¡Feliz cumpleaños, hijo! Eres lo más lindo, la alegría de mi vida, la razón de todo y el amor más grande que ya sentí. Espero que hoy disfrutes, que festejes, que compartas tu alegría con todos los que te aman, y que no dejes de ser tal y como eres. ¡Te amo!