¡Feliz cumpleaños, hijo! Hace no muchos años estábamos recibiéndote en nuestras vidas y en el mundo, y era el momento más maravilloso e importante de nuestras vidas. Hoy damos la bienvenida a un año más y lo hacemos con la misma ilusión que cada año, y con el mismo orgullo de cada día, por tenerte y por verte crecer. ¡Te amamos!
¡Feliz cumpleaños, hijo mío! Llevo unos días reflexionando un poco, pensando sobre la importancia de tenerte en mi vida, sobre como cambió todo cuando tú naciste, sobre el amor incondicional que siento, sobre cuanto quiero cuidarte y protegerte, y sobre cuánto te apoyaré a lo largo de tu vida.
Eres luz para mí, lo eres todo, y desde que me despierto hasta que me duermo, no paro de pensar en ti, en cómo cuidarte mejor, en cómo darte aquello que necesitas. Espero estar haciéndolo, y que a medida que vayas creciendo puedas darte cuenta de todo eso.